sábado, 12 de enero de 2013

ACTO SEGUIDO: "SOLEDAD EN LA HABITACIÓN".

Estrenamos el evento
                                     en el bar La Infinito(https://www.facebook.com/LaInfinito.cafe.libros.arte?ref=stream).

ACTO SEGUIDO es una colaboración de Vaivén Teatro (http://www.vaiventeatro.blogspot.com.es/) Teatro 36 (http://teatro36.wordpress.com/)  y La Infinito; para desarrollar lecturas dramatizadas teatrales de jovenes dramaturgos. Para que todo aquel que quiera pueda mostrar un poco de su trabajo, algo que desgraciadamente, es muy complicado hoy en día; debido a la dificultad que entraña meterse en un mundo tan exclusivo y cerrado como es el teatro, y más si uno está comenzando.
Por eso, hemos querido llevar las lecturas al magnífico e íntimo espacio de La Infinito, donde podremos trabajar desde una perspectiva peculiar como son las lecturas; esos textos en muchas ocasiones olvidados en un cajón de nuestra mesilla o en un archivo de nuestro ordenador. Con la dirección de Simon Breden y la co-producción de Vaivén, queremos mostrar que no sólo en las salas vive el teatro; y retomar esas magníficas tertulias de siempre, pero que, como no, se han olvidado en este país.

Os invitó a esta primera lectura con muchas ganas, no sólo por ser la primera de muchas; sino porque empezamos con una obra mia: "Soledad en la Habitación".

 ¿Qué es "Soledad en la habitación"?

En palabras de Simon Breden, con el que he desarrollado un largo y fructífero trabajo, enmarcado en su proyecto Teatro 36, centrado en esta obra:
Un espacio claustrofóbico, un diálogo violento, y una trama anclada en una realidad desdoblada, nos meten de pleno en la soledad del mundo que habitan estos personajes. Una ambientación que nos llega y nos toca de cerca, y donde las distintas versiones de una realidad convergen para dejarnos ver lo que ocurre en la mente de los personajes, como ecos que reverberan en cualquiera de nosotros mismos.

Es un texto muy personal, visceral y directo; con el que he querido sumergirme en el mundo de una pareja resquebrajada y que se ve acosada por sus propios fanatasmas.

Y para animaros a disfrutar de Soledad os dejo aquí un pequeño fragmento, para que sirva de aperitivo de la lectura del día 25.

Os esperamos.


 
Escena III.
 
ÉL2.- (Viene agitado. Sigue el mismo juego que ELLA2: hablá al público como si allí estuviese su interlocutor. Se sienta en la cama que aún está bien colocada. En su mano una botella de alcohol , en su cara un gesto mezcla de ira y borrachera). ¡Cuándo pienso, cuando recuerdo en todas esas veces en que te amé! ¿Qué te ame? NO. ¡Qué te adoré con toda la fuerza de mi alma y de mi cuerpo! ¡Vaya jodida manera de perder el tiempo! Yo brindaba en tu ombligo con sudor y champan. Yo triunfaba cada noche lamiendo tu cuerpo. Yo bailaba al son que tu corazón marcaba. ¡Tonterías! ¡GILIPOLLECES! (Bebé) Tiempo perdido, como ya he dicho. Y luego, en el trabajo, pensaba en ti. O en el metro, me venía una bocanada de tu perfume sexual; y se me iba la cabeza en pos de divagaciones estúpidas y sin sentido. Perdí horas, minutos y segundos en ti. Podría haber cumplido sueños, haber alcanzado metas e ilusiones de juventud. En cambio, me sumergí en tus oscuros deseos. Y todo eso, ¿para qué? (Toma una bocanada de aire, larga, muy larga; como si fumara una pipa de crack, que le relaja y le calma). No nos engañemos: disfrutar, disfrutaba. ¡Me lo pasaba genial! ¡En grande! Como un niño en una juguetería. A fin de cuentas, lo hacíamos con locura. (Silencio. Un trago satisfecho que muda su gesto en asco). Pero, después vinieron las averiguaciones, los celos, las mierdas. Tú, ¡so puta!, caminabas detrás de cualquier verga que se te plantara delante, te la comías y la desechabas. Yo era otra más, tu muñeco hinchable, tu marioneta. Sinceramente, no imagino como lo lograbas: no eras un pivón, ni mucho menos, pero poseías un encanto, una labia especial que te hacía más que irresistible. A todo eso, sumar que en la cama eras bestial, una ninfa. ¡Pues claro! ¡Cómo que eras una ninfómana guarra! (Nuevamente, se chuta otra bocanada de aire que le calme). Al principio, no lo creí, a pesar de que te estaba viendo con ese tío en aquel bar,sentada en sus rodillas, comiéndole la lengua y con la mano en su bragueta. Yo no podía creerlo. No QUERÍA creerlo. Pero era. Te pregunté. Tú no lo negaste. ¿Para qué? ¿No? (Vuelve a respirar, pero no hay efecto relajante esta vez. No hay aire cargado de crack que le calme y le haga recapacitar. Lo contrario, explota como un volcán al hurgar en los recovecos de su memoria; al volver a enfrentarse a ese recuerdo en particular. Tira la botella contra el suelo, que estalla en cientos de cristales) ¡Todo lo contrario! Me miraste socarrona y con una sonrisilla pícara, como exclamando: “¡Me encanta hacerlo!” Pedí perdón si la culpa era mía, si yo te había desatendido o si te se sentías ofendida por cualquier cosa. Elevaste los ojos al cielo, como queriendo decir: “¡Ay! ¡Qué cortito que eres!” Te pedí explicaciones. Tú no las diste. Sólo te encogiste de hombros y me preguntaste:

ELLA3.- (Entra, se planta delante de ély se encoge de hombros) ¿FOLLAMOS?

ÉL2.- (Respira. Una, dos, tres veces. En busca de ese chute, y, lo encuentra. Se dirige al público a pesar de que ELLA3 está delante). Y yo te contesté: (A ELLA3). ¡VALE!

(Se besan. Se recuestan sobre la cama y se comienzan a desnudar el uno al otro. Pero, súbitamente,se levantan y salen cada uno por un lado. La luz decae un poco y se vuelve a asomar para dar su entrada a ÉL3. Corriendo y jadeante se para en medio y mira atrás. Entonces grita desesperado).

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